César Burguera: Las aguardadas presidenciales
"Este espacio de opinión, que arribará en el año 2024 a su décimo aniversario, fue concebido para convertirse en una dinámica tribuna donde palpite la férrea defensa de nuestro estado Carabobo"
Globovisión

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13-03-2024 05:47 pm
Necesario recorderis. Este espacio, que arribará en el año 2024 a su décimo aniversario, fue concebido para convertirse en una dinámica tribuna donde palpite la férrea defensa de nuestro estado Carabobo, su ineludible desarrollo y exponernos, sin temor o reserva, para convertir a SinSecretosCB en semanal herramienta para afrontar los incesantes retos y desafíos que se han agazapado hábilmente y que asecharán, custodiados por las coyunturas, en el cercano sendero. Nunca hemos guardado el inaceptable y cómplice silencio. Por ello es que proclamamos, con el peculiar acento de estas líneas, con la firmeza e irreverencia que ha caracterizado nuestro paso que no capitularemos, ni someteremos a intereses engreídos o subalternos, de cualquier ideología, lo que será, por siempre, el objetivo de esta columna, de este artículo de opinión, que no es otro que la devota custodia de este encendido y privilegiado territorio central del país, ¡Que viva Carabobo!


Los presidenciables sufragios. El pasado día 5 de marzo se exhibía con la estricta y respetuosa vestimenta del recuerdo, de la mismísima memoria que nos trasladaba, en una suerte de necesario ejercicio, a reverenciar como fecha enclavada en el calendario, el undécimo aniversario del fallecimiento de Hugo Chávez, modelo, guía y legado de este proceso revolucionario que ha signado definitivamente el destino de esta patria. Igualmente se producía un hecho con esa condición de ser singular y es que ese mismo 5 de marzo, la junta directiva del Consejo Nacional Electoral aprobaba, de manera unánime, con el voto favorable de sus 5 ilustres rectores, el cronograma que decantará con la realización de una verdadera jornada cívica que nuevamente reivindicará la esencia misma de nuestra democracia, se llevarán a cabo las elecciones presidenciales que tendrán como solemne marco el día 28 de julio, fecha del natalicio de Hugo Chávez quien con su entrañable vigencia, que ostenta ese signo temporal y espiritual, garantizará la continuidad de su irrenunciable ideal, de sus perennes sueños para que el común convertido en inmenso pueblo pueda observar, en su pleno resplandor, a esa patria que irrumpe con mayor fuerza y que se convierte en el escenario para el promisorio porvenir que recorrerá el amplio y estremecedor territorio nacional. De allí la histórica importancia de este pronunciamiento del máximo órgano comicial, presidido por un venezolano ejemplar como lo representa Elvis Amoroso. No hubo discusión, ni objeciones dentro del directorio del CNE y es que previamente nuestra soberana Asamblea Nacional, bajo la dirección o batuta de un insustituible Jorge Rodríguez, había desplegado un extraordinario e impecable trabajo al convocar a todas las fuerzas políticas, a todos los movimientos sociales, culturales y académicos del país para intercambiar impresiones, siempre con la insistente vocación del sano y necesario debate para poder tener la posibilidad de presentar al fortalecido CNE una propuesta que surgía de las legítimas y válidas aspiraciones del colectivo nacional. Una vez que fuera presentado el cronograma electoral por los 5 calificados rectores, surgían los identificados y descubiertos focos para la desestabilización, desde Madrid acompañado no solo de una costosa botella de refinado vino, sino con sus 2 aventajados yernos, un iracundo y descontrolado Antonio Ledezma profería “Crónica de un fraude anunciado. ¿Elecciones libres? ¿En serio? Es descarada la treta, quieren un sustituto que se preste a su continuismo dictatorial y lo han hallado en algunos personajes de la misma Plataforma Unitaria. Nunca serán elecciones libres” mientras libaba un extenso sorbo de la desproporcionada copa. Por otra parte y desde nuestros andinos terruños, la candidata inhabilitada, retomaba su radical discurso y acompañada de un disminuido séquito llegaba de manera afónica a expresar “Ellos podrán decir que tienen un absurdo cronograma electoral, pero los electores los tenemos nosotros”. Llegando a recalcar “Por allí andan en la ciudad de Caracas, los mismos que derroté en las primarias, los dirigentes de la Plataforma Unitaria, que no han abandonado su interés de entenderse con el régimen, están hablando de sustitutos” y de repente ese páramo que pareciese hostilizar al cielo, nuestras cinco águilas blancas se tornaban en una curiosa tonalidad grisácea al convertirse en testigos de cómo una inexplicable exaltación, un desquiciante delirio se apoderaba de la inhabilitada, quien se convertía en una Reina Luna, tal vez con la remota pretensión de evocar al Rey Sol, Luis XIV y se desgañitaba con la ilusa y remota aseveración “la candidata soy yo”.



La melancólica gramola. En la esquina de un ruinoso botiquín se encuentra, tal vez escondiéndose de la vergüenza del local y sus visitantes, una dorada y vetusta gramola, la misma que en el pasado se convertía en el verdadero centro del festín, de la juerga. Era la que convocaba, de manera obligatoria, al multitudinario brindis y observaba, con cierta satisfacción, como sus expresiones melódicas promovían toda suerte de rituales de variadas danzas y tropicales bailes. Era esplendor y brillo. Pero todo acabó y allí yace, casi inerte, sin esperar algún signo o señal de básica esperanza para poder regresar a otrora tiempos. Y es que dentro del intachable e íntegro cronograma electoral presentado por un competente CNE, integrado por 5 insignes rectores, surge un lapidario lapso de postulaciones que van desde el día 21 al 25 de este mes de marzo. Por ello, tal vez de manera inconsciente o por inercia, vuelve a sonar la inerme gramola y de repente se oye, las melodías de un añejo acetato que nos trae la portentosa voz del Rey del bolero, Lucho Gatita “Reloj, no marques las horas porque voy a enloquecer, ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez”. La medianoche del venidero y cercano 25 de marzo se presenta con la impostergable obligación de cerrar el estricto lapso de postulaciones, confirmando la inevitable máxima o frase “No es No”. Y esa es la verdad.


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