después de un intercambio de puntos de vista sobre cómo el mundo abordará sus mayores problemas en 2023. De la mano de la enviada especial a
, las conclusiones.
“Mi mensaje es: es menos malo de lo que temíamos hace un par de meses, pero menos malo todavía no significa bueno”. Este cálido mensaje sobre la
más helada experimentada por sus asistentes desde que comenzó, el lunes pasado, el
.
Optimismo en medio del pesimismo
El
pesimismo y la desesperanza en la que llegó gran parte de los más de 2.700 asistentes hasta la pequeña ciudad suiza se redirigió hacia un optimismo cauteloso al final del encuentro, con las
perspectivas económicas mundiales para el próximo año mejores de lo que se temía.
Sin embargo, la reunión anual estuvo llena de discusiones sobre riesgos latentes, incluidas las presiones inflacionarias de la reapertura de
China y el aumento de la deuda en el
mundo en desarrollo.
Lo más difícil para las naciones occidentales aún está por venir:
reducir la inflación al 2%. Autoridades de bancos centrales y expertos en
economía creen que la temporada de alzas en las
tasas de interés para hacer que los precios bajen todavía no ha terminado.
Un foro “político” mundial
Dos de los cuatro días más nutridos de la
agenda de Davos fueron ocupados por la
guerra en Ucrania. No en vano, fue la propia
primera dama ucraniana, Olena Zelenska, quien pronunció el discurso de apertura.
“No se puede centrar el debate sobre el calentamiento global, cuando hay ciudades en mi país ardiendo en llamas por culpa de los misiles rusos”, aseveró, un día antes de que el presidente Volodímir Zelenski apareciera en videoconferencia para pedir más ayuda occidental.
Los líderes más influyentes unieron sus voces en torno a entregar más y mejores armas, así como apoyo financiero a
Kiev para que se defienda contra
Rusia, en un cambio de tendencia frente a la petición que en el mismo
foro hizo el jefe de
Estado ucraniano en el foro de 2022: más sanciones económicas contra
Moscú.
El cambio climático, coprotagonista del encuentro
Inundados de efectivo después de un año de altos
precios del petróleo, los
productores e
inversionistas de
combustibles fósiles fueron blanco de las críticas de los activistas ambientales presentes en
Davos.
A las afueras del centro de convenciones,
Greta Thunberg y otros activistas pidieron a la
industria energética que deje de
“secuestrar” la transición a la
energía limpia. Al interior, líderes políticos como
Kier Starmer criticaron las nuevas
inversiones petroleras y la
ministra climática paquistaní, Sherry Rehman, presionó para obtener fondos para pérdidas y daños.
"¿Cómo llegamos allí? La lección que aprendimos en los últimos años... dinero, dinero, dinero, dinero, dinero, dinero, dinero", dijo el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry, sobre el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
Rencillas al descubierto entre Europa, China y Estados Unidos
En los últimos meses, los europeos han tenido mucho de qué quejarse cuando se trata de la
Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos. Y
Davos fue el escenario para que la
Unión Europea hablara del tema.
El
bloque comunitario dijo que movilizaría ayuda estatal y un fondo de soberanía para evitar que las empresas se muden a
Estados Unidos. Desde que fue firmada la ley por el
presidente Joe Biden,
Europa ha denunciado que su industria perderá terreno con reglas del
juego anticompetitivas."La pregunta clave no es China primero, Estados Unidos primero, o Europa primero. La pregunta clave para todos nosotros es Climate First", sentenció el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, al rechazar que Europa esté buscando ese proteccionismo que tanto critica.
Con
China la relación no es menos traumática. La presidenta de la
Comisión Europea acusó a
Beijing de bloquear el ingreso de empresas europeas y de fomentar el uso de energías de fuentes no renovables.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, fue más allá: “China emprendió un cambio en su política de Covid que puede que mate a muchas personas, pero que reactivará la economía”, advirtió, sarcástica, antes de dar por terminado el evento oficialmente.