Un día después de la
eliminación de
Alemania y
Bélgica sólo quedan dos boletos por adjudicarse. Las
selecciones que completarán los octavos de final del
Mundial 2022 se conocerán el viernes, con
Uruguay en gran peligro ante una
Ghana llamativa y con ánimos de revancha.
Este sábado ya darán comienzo las
rondas eliminatorias, con partidos a todo o nada:
Países Bajos-Estados Unidos (03:00 hora local) y después
Argentina-Australia (07: 00 hora local). La vigente campeona
Francia se medirá el domingo con la
Polonia de
Robert Lewandowski (03:00 hora local).
Brasil y
Portugal, que disputarán su último partido de la fase de grupos el viernes, ya tienen asegurada su presencia en octavos.
Pero dos grandes potencias del fútbol han tenido que hacer las maletas de vuelta a casa antes de lo esperado,
Alemania y Bélgica.
Aunque la
Mannschaft derrotó a
Costa Rica (4-2), pagó caro su revés inicial contra
Japón (2-1). Los nipones finalizaron líderes del
Grupo E tras sorprender a
España por el mismo resultado.
La Roja salvó su plaza en octavos por una mayor diferencia de goles con los alemanes (+6 contra +1)
"Tres torneos seguidos (entre Mundiales y Eurocopas) en los que no se ha hecho nada. El mundo del fútbol temblaba delante de nosotros (...) Ahora Alemania es un cualquiera del fútbol", estimó el periódico Bild, que se pregunta también sobre la validez del segundo gol de
Japón ante
España, lo que precipitó la eliminación alemana.
Bélgica, por su parte, se va también del
Mundial con la cabeza agachada después de su empate a cero con
Croacia, un triste epílogo para una generación que fue tercera en el
Mundial 2018 y cuyo seleccionador,
Roberto Martínez, dimitió de su puesto.
En los grupos
G y
H, que emitirán su veredicto final el viernes, los escenarios son casi idénticos.
Los dos favoritos,
Portugal y Brasil (aún privada de
Neymar pero con el veterano
Dani Alves), ya están clasificados. Ambas escuadras realizarán rotaciones y se emplearán en asegurar el primer puesto del grupo, ante equipos que no están eliminados matemáticamente pero en situación delicada,
Corea del Sur (1 punto) y Camerún (1 punto).
Para hacerse con los dos
boletos clasificatorios aún en juego, los ganadores del
Serbia-Suiza y del
Ghana-Uruguay contarán con muchas opciones.
Uruguay deberá mejorar sus guarismos ofensivos, toda vez aún no ha marcado en
Catar, con una derrota contra
Portugal (2-0), y un empate concedido contra los coreanos (0-0).
Para seguir su camino, la Celeste y su dupla estelar de delanteros, Edinson Cavani y Luis Suárez, deberán al fin ver puerta: cualquier resultado que no sea una victoria les deja fuera.
El trauma de 2010
Tendrán delante a unos ghaneses no solo motivados por la perspectiva de verse de nuevo, doce años después, en octavos de un
Mundial, sino también con ánimos de revancha.
En el país africano aún no se ha digerido la mano sobre la línea de gol de
Suárez que privó a las
Black Stars de las semifinales en
2010. Nunca un equipo africano había estado más cerca de meterse en los puestos de honor de un Mundial.
"No miro atrás, no quiero centrarme en el pasado", asegura
André Ayew, el único en haber estado en aquel partido de cruel desenlace para su equipo. Los ghaneses dependen de sí mismos con 3 puntos, dos más que sus rivales.
Otro partido decisivo, y potencialmente polémico, es el que enfrenta a
Serbia y Suiza.
En el
Mundial de 2018, los
jugadores suizos
Granit Xhaka y
Xherdan Shaqiri provocaron un inmenso enfado en
Serbia cuando imitaron con sus manos el águila bicéfala albanesa, un gesto simbólico que solo podía despertar pasiones nacionalistas en los
Balcanes occidentales.
Ambos jugadores son originarios de
Kosovo, lugar que sus familias abandonaron en la década de 1990, cuando era una provincia de Serbia, predominantemente poblada por albaneses.
En 2008, diez años después de la guerra entre las fuerzas de
Belgrado y los independentistas
albano-kosovares,
Kosovo declaró su independencia, nunca reconocida por los serbios.
Las relaciones entre ambos países siguen siendo muy malas. En su vestuario, durante el partido contra
Brasil, los jugadores serbios mostraron una bandera serbia que incluía a
Kosovo, lo que a su vez provocó la ira del pequeño país balcánico.
Pero
Shaqiri y
Xhaka, que fueron sancionados por la
FIFA en 2018 por sus polémicas celebraciones, anunciaron que no reincidirían.