La
celebración de la
Cruz de Mayo es una
conmemoración religiosa cuyo origen en
América Latina se remonta a la
conquista española.
En aquella época histórica, los
misioneros desconocían la lengua de los nativos y aun así debían difundir el mensaje cristiano. Fue así que pensaron en la
cruz, objeto de fácil
construcción que colocaban a la vista de todos en la
comunidad. Allí se administraban los
oficios religiosos.
Los
misioneros fundaron hermandades que se encargaron de mantener el culto a la
cruz durante el mes de
mayo, realizando una
procesión en la que se le ofrecían flores y limosnas al santo objeto, mientras se convocaba a la gente para homenajearla.
Surgió así la tradición de
"Vestir la cruz" el primero de mayo, y el día 3 concluía la festividad cuando la
cruz del pueblo era llevada en
procesión por la localidad. En el trayecto se cantaba y pasaba por las casas de los vecinos solicitando limosnas, hasta que era puesta en un altar preparado en algún inmueble del
pueblo.
La también llamada
“Fiesta de las cruces” se celebra en ciudades de España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago, Argentina, Colombia y Venezuela.
En muchos de estos lugares
adornan las cruces con coloridas flores, se realizan
procesiones, bailes o se venera el madero en los cerros o lugares visibles para toda la población.
Venezuela
En la actualidad, las fiestas de la Cruz de Mayo se acompañan con diferentes elementos culturales que dejan ver como la celebración ha evolucionado y se ha convertido en una verdadera fiesta patronal.
Diferentes manifestaciones musicales como los galerones, punto y llano, fulías, malagueñas, romances y tonos, son los que le dan el movimiento a la fiesta utilizando los instrumentos típicos de la diferentes regiones venezolanas como cuatro, mandolina, guitarra, tambor cuadrado, maracas y acordeón.
Durante las fiestas se suelen repartir bebidas y dulces típicos que cada casa en las comunidades prepara para que todos tengan algo que disfrutar.
El Salvador
En las comunidades indígenas de El Salvador, la celebración del Día de la Cruz anuncia el inicio de la época lluviosa. Para festejarla, se coloca una cruz de palo de jiote en jardines, patios o terrenos donde se cultiva, y se adorna esta con diversos tipos de papel de muchos colores, especialmente de “china”, en forma de cadenas, cortinas y toallas; además de flores y frutos de la temporada como mangos, “coyolitos”, jocotes y naranjas.
El ritual de “adorar” la Cruz se hace en el lugar donde ha sido colocada y consiste en arrodillarse y persignarse, hacer una pequeña oración y tomar alguno de los frutos que son colocados para este propósito.
En las culturas mesoamericanas se realizaban un ritual al inicio del ciclo agrícola durante los primeros días del año, que coincidía en fechas con la celebración de la Santa Cruz. Su objetivo era pedirle a Tláloc que la temporada de lluvias fuera generosa y garantizar así una buena cosecha.
Al llegar los españoles, muchos rituales prehispánicos se fueron amalgamando con los católicos. La devoción a la Santa Cruz no fue la excepción y fue mezclándose con la petición de lluvias. Con los siglos, y tras varias modificaciones, esta fiesta híbrida fue ubicada el primer domingo de mayo del calendario católico.
Ese día las cruces son bendecidas y adornadas con papel de china y flores de colores. Además, coincide con el día del albañil en la nación latinoamericana.
Fuente: teleSUR