El próximo 14 de mayo el Estado de Israel cumplirá 76 años desde que David Ben-Gurión leyera en poco más de 16 minutos la carta fundacional e independentista de la nación judía.

En este periodo corto si hablamos de historia, Israel se ha visto sometida a las más terribles pruebas de supervivencia, iniciadas prácticamente a horas de su nacimiento.

No existe otro Estado que haya tenido tamaños desafíos, rodeada de potentes enemigos, con una extensión de territorio irrisoria, con una población para la fecha de la independencia que rondaban las 780.000 almas, de las cuales 630.000 eran judías y 150.000 árabes.

En este escenario apocalíptico Israel ha sido capaz de asombrar al mundo por los increíbles logros alcanzados en áreas tan disimiles como la ciencia, medicina, tecnología, agricultura, industria militar e inclusive en el área espacial, lo que ha impactado en la calidad de vida y salud de ciento de millones de personas.

A pesar de toda esta increíble historia de resiliencia, fortaleza e ingenio que ha sido premiada en 129 ocasiones con el Nobel en algunas de sus categorías, lo que en definitiva rompe con cualquier cálculo, proyección o porcentaje entre población judía y galardones obtenidos, hoy vemos con asombro e indignación el incremento alarmante de la judeofobia a nivel mundial.

Hoy en día Israel es el judío internacional, aquel libro antisemita publicado en 1920 en donde el mismo creador Henry Ford se desdijo de lo afirmado, expresando que todo lo que se expuso en el mismo era falso, como también de donde se inspiró su redacción que es otra obra panfletaria antisemita llamada los “Protocolos de los Sabios de Sión”, que también es una vulgar falsificación de la obra “Dialogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”, en donde se le endilgaba a los judíos una serie de actividades maquiavélicas en contra de la humanidad, lo que a pesar de quedar demostrada sus falsedades, no fue impedimento para la matanza indiscriminada de judíos a través de dichas publicaciones.

Los falsos panfletos de los Protocolos de los Sabios de Sión como del judío internacional, ambos fueron utilizados por Hitler para su propaganda, lo que demuestra en forma categórica que “las mentiras si matan” y de eso se apropió Joseph Goebbels para su campaña nazi que culminó con la Shoa.

Estos hechos los retrotraigo a lo que pasa en esta época, en donde se han repetidos falsos positivos hasta el cansancio sobre el Estado genocida de Israel como por ejemplo, “la potencia ocupante”, “la limpieza étnica del Pueblo Palestino”, “Israel un Estado eurocéntrico creado por europeos blancos de ojos azules”, que vinieron a colonizar una tierra en donde unas personas aborígenes tenían 11.000 años viviendo ahí, “asesinos de niños y mujeres”. Estos conceptos han sido repetidos por años y replicados a través de una fuerte inversión de recursos en los más importantes medios de comunicación, redes sociales y universidades elites alrededor del mundo, lo que ha provocado que hoy en día haya una ola antisemita que recorre todos los espacios geográficos de la humanidad.

Mientras los países democráticos que cada día son menos, están enfocados en la economía, desarrollando prácticas para bajar o mantener la inflación, desarrollar políticas para incentivar la inversión nacional e internacional, siempre echando cuentas, la izquierda radical en asociación con el Salafismo lo que hacen es echar cuentos, cuentos que los jóvenes engullen y enarbolan en la mayoría de los casos como una moda, por estar del lado del débil del cuento y así es atrapado por los profesionales en esta batalla cultural, en donde se nos juega la vida, entre una sociedad libre y otra atada a dogmas, a líderes supremos, a policías de la moral que te pueden azotar en plena calle (en el mejor de los casos), si consideran que llevas mal puesta alguna prenda.

Las dos democracias más poderosas, EEUU en occidente e Israel en Oriente están en una prueba de fuego, de por si me atrevería a decir que las bases de sustentación de la democracia norteamericana se están debilitando asombrosamente, debido a que ha sido permeada desde hace años, por la alianza progresista-salafista, en donde el socialismo real cambio el símbolo de la Hoz y Martillo por el de la Kefia, aunada a la cultura woke donde están movimientos como Black Lives Matter entre otros. Por otro lado la democracia en Israel está en bajo la presión a lo interno cuyo desenlace se espera al final del conflicto como de las resultas del conflicto mismo.

Nosotros no podemos ser solo testigos presenciales de este pandemónium, nos toca fortalecer nuestro conocimiento, nuestra lucidez, ser agentes de esclarecimiento, del llamado a la coexistencia y a la fraternidad de aquellos que por ignorancia o moda han sido captados por esos extremos violentos que quieren socavar nuestra civilización.

Mi deseo es ver a un Israel fortalecido con paz con todos sus vecinos y que llegue el momento en donde se elija a un liderazgo Palestino aupado por sus vecinos, para formar un Estado que crea en la paz, en la coexistencia, que no eduque en el odio, en el martirio y reconozca a Israel como su vecino legítimo.